viernes, 22 de enero de 2010

de nuevas recetas

Si pues, estoy de vuelta un año más...bien asustada porque ahora que estoy semi casada creo que ya me volví de hueva. Yo siempre me he quejado de la banda que se empareja y se desaparece. Ya les da hueva salir, dicen. La neta a mi no me da hueva pero tampoco me alcanza tan chido para el desmadre del atasque. Igual y mi mente para no aguitarse solita se dice que tiene hueva, y así ya es por decisión propia el ser de hueva. La otra cosa es que la neta tampoco le he echado tantas ganas a mi apariencia física lo admito. Creo el reloj biológico feminoide entra a full y solita una empieza a preocuparse más por como se ve la casa que una, mana. Eso admito no está para nada bien y empezara a trabajarse de manera inmediata. Pero sigo dándome sustos como ese cada semana, que si de repente ando haciendo berrinche porque al señor no se le ocurrió por sí mismo sin que yo le dijera hacer algo. Ósea típica queja de esposa castrante. Explíqueme alguien...como si toda la vida fui un hombre, me cagaban las viejas, y trate de no lidiar con esos dramas, me tope con un dude que me acepta como soy y TRAS el switch se botó y ahora resulta que soy la doña atrapada en los 50. Bueno, con la ventaja de estupefacientes, interné y cable en la tele... ¿pero igual como paso?

a-muse-d

No defiendo una causa socialmente importante. No marcho en la cabeza de miles de almas unidas para traer el cambio. No llevo una vida particularmente inclinada hacia la justicia y la verdad. Y aunque es cierto que en mis conversaciones diarias tiendo a sermonear, que me encanta hablar sobre la tolerancia y la diversidad, y que desde muy chiquita me mandaban a la oficina del director por "defender a los pobres" y agarrarme a madrazos a la bully que se dedicaba a joder a quien encontrara diferente, no he escrito palabras ingeniosas que tengan el fin de educar a las masas o ampliar la perspectiva de alguien. No sé cómo hablarle a la gente para inspirarla ni tengo un talento artístico que mueva a la gente. Lo único que sé es que hace tiempo perdí todo. Estaba sola y me faltaban tantas de las necesidades básicas de cualquier ser humano. Sin nada, aprendí que cualquiera tiene el poder de sobrevivir, que para eso no se requiere de talento. Aprendí que no se necesita poder hablar para tener grandes conversaciones. Que la vida te quita todo y después te quita más. Cuando crees que no queda nada por perder, alguna suerte pequeña llega a tu vida y la sientes como el milagro más enorme de la humanidad. Aprendí que por celar lo que no se puede tener uno se ciega a lo más evidente, lo más importante. Que el amor más grande es el que se avienta encima de ti y te abraza. No se quita por más que grites y patalees. Aprendí a QUERER tratar de estar quieta...junto a alguien que jamás me pediría que lo hiciera.