El demonio visita a la princesa todas las noches por un largo tiempo. Llena a la princesa de su música hasta casi hacerla explotar y luego la deja. El éxtasis se vuelve cotidiano.
El demonio la convence. El demonio la tranquiliza, la asusta y la vuelve a relajar. La princesa aprende a manipular su bondad de acuerdo a lo que quiere recibir del demonio. Adicta a su música, cada vez pidiendo más.
Después de cierto tiempo, una noche común y corriente el demonio se acerca a la ventana de la princesa. Murmura su nombre, llamándola. La princesa se acerca, le exige que entre como todas las noches, pero el se rehúsa. La princesa, desesperada lo toma de los brazos quemándose las muñecas. El demonio solo le dice: "soy tu dolor. Soy el ser que amas que ha muerto. Soy el hijo que perdiste sin razón alguna. Soy la llamada que anuncia que alguien murió. Soy el amigo del que no te despediste. Soy la droga que arruina vidas. Soy el alcohol que nunca mediste. Soy tu falta de productividad, de lealtad, de honestidad. Soy las cosas que pasan en la vida y no en los cuentos. Soy la razón por la que no existen las princesas".
Finalmente lo entendiste... pero ese demonio estará ahí siempre que la princesa lo llame. Un corazón así, siendo manchado de oscuridad es la tentación más dulce.
ResponderEliminarYo tengo una serpiente adentro, deberíamos juntarlos y ver qué tienen en común. Me encantan tus posts.
ResponderEliminarey muchas gracias! voy a tratar de seguir escribiendo seguido. si ayuda.
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