¿Que tantito es TANTO?

En los pasados meses, desde que me volví sedentaria, decidí ya no escribir este blog. Estaba convencida de que la premisa de aprender a estar quieta se había cumplido. En retrospectiva, evidentemente que hasta ahí uno se da cuenta de que estar convencido de algo solo quiere decir que nos estamos convenciendo a nosotros mismos, me daba miedo seguir escribiendo y dar la impresión de que estaba teniendo curiosidad en temas que no debería.

La verdad es que siempre voy a tener millones de preguntas. No creo que esto sea un reflejo de la calidad de mi relación monógama. Más bien creo que habemos quienes nacimos con el gen maldito de la intensa, de las ganas de experimentar, y con los años debemos de aprender como sobrellevarlo sin usarlo como pretexto para comportarnos mal. Claro que lo he hecho, he hecho millones de cosas que sabía que terminarían mal solo por ver que se sentían, y la neta se sentían de huevos, hasta que como dice mi amiga "la vida te pasa la factura" y luego ya no se siente tan chido. Pero cuando compartes tu vida con alguien, verdaderamente c o m p a r t e s, no se vale namás mandar todo al carajo pa sentirte un poco mas chingón que el otro, por namás decir ya probe esto, o esto ya lo viví.

Hoy pienso que de que chingados sirve haber vivido, experimentado, encontrado, y probado tanto, si igual al final del día quiero dormir con mi cónyuge como cualquier otra persona quiere. Y aunque hay días que me levanto y tengo ganas de cometer errores y de irme de aventura sola, me las ahorro para vivirlas con MI persona favorita, con la que hace q las rutinas monógamas y monótonas del amasiato parezcan la aventura del milenio. Cursi como la chingada, pero que bien me la paso.