martes, 2 de agosto de 2011

De la percepción.

Claro que morirse es percepción y cada quien le hace como puede, con lo que tiene. Se te murió alguien, y cada cultura, cada generación, decide que se hace. Nada consuela .

Allá afuera hay gente como yo. La gente que como que no se ríe de los chistes de Amy Winehouse. La gente que de repente llora en canciones que nunca le habían conmovido antes. Si no lo piensas mucho pues a nadie le da risa la muerte, la desesperanza, o el desamor.

La gente que dice reírse, en verdad tampoco lo hace. Más bien reacciona. Reaccionar con risa a lo obscuro, a lo triste, es una manera de convencernos de que podemos sobrellevar las tragedias. La banda dice, pues no me queda más que reír. Ahora cuando escucho eso, pienso verga, a mí que puto trabajo me cuesta reírme a veces. Y la neta me cuesta más todavía llorar.

Yo soy de esas que la vida la ha puteado, pateado en el piso, y luego dado una manita para ver que hace. Luego te se levantan con miedo a sabiendas que ahí viene el próximo vergazo. El primer putazo, siempre uno se dice, fue el peor. Pero luego viene el segundo y rompe madres, pero no te mata. Los demás, te van volviendo más paciente, vas calando. Y fucking sigues aquí. No te vas porque ya viste lo que implica largarte. No romantizas la muerte porque la muerte deja un cadáver, y la gente que te quiere tiene que lidiar con tu cuerpo, con tu decisión, con tu desconsideración. Si vas a suicidarte, te aconsejo, lo hagas en un lugar donde nadie te conozca. Donde desaparezcas. Ese lugar no existe.

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