domingo, 20 de noviembre de 2011

De Quieta

Me gusta cambiarme de nombre. Por unos instantes puedes ser quien quieras ser. Puedes tener la historia que escojas, y en ese momento descansar de tu ser.  Me cambiaría el nombre a Quieta, quizá ayudaría a recordarme que tengo que respirar. También dejar de correr como gallina sin cabeza, azotándome contra paredes y muebles, caminando con puro vuelito,  y perturbando a cualquier espectador. 

Casi lo puedo escuchar: 

Quieta, no te vayas. Quieta, podemos hablar? Quieta, que estas haciendo? Quieta, deberías esperar. Quieta, no te preocupes tanto. Quieta, puedes llorar. Quieta, solo es un mal momento. Quieta, ponte a trabajar. Quieta, organiza tu mente. Quieta, hay mucho por vivir. Quieta, aprende a estar sola. Quieta, no lo vas a olvidar. Quieta, esta bien que te guste. Quieta, deja de tomar! Quieta, sigues igual. Quieta, te estamos perdiendo. Quieta, te puedo ayudar. Quieta, no creas que estas sola. Si no te quedas Quieta, te voy a extrañar.

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